La inteligencia [artificial] colectiva genera conexión entre personas y ordenadores para suscitar una inteligencia común. Esta capacidad no solo se asienta en nuestra mente tal y como vamos a ver a continuación.
“Tradicionalmente hemos asumido que la inteligencia reside en nuestros cerebros, como en los animales individuales. Pero hemos encontrado la primera evidencia de que la inteligencia también puede codificarse en la red oculta de comunicación entre nosotros«.
Esta cita del científico británico Iain Couzin resulta esclarecedora porque gracias a la inteligencia [artificial] colectiva, las ideas entre sí, generan conversación. En otras palabras, crean un nexo de productividad común.
Inteligencia de enjambre como comunicación invisible
En determinados ambientes se genera una red social que va más allá de lo que nuestro cerebro procesa y se entiende como inteligencia. Existe un procedimiento de información generado en las conexiones invisibles que un grupo mantiene en su estructura física.
Aquí entra en juego la denominada inteligencia de enjambre. Una rama de la inteligencia colectiva que responde a un grupo de técnicas basadas en el estudio del comportamiento colectivo en sistemas autoorganizados y distribuidos.
Este concepto presentado por Gerardo Beni y Wang Jing en 1989, engloba a una población de agentes simples capaces de percibir y transformar su ambiente de manera local. Así, logran la comunicación entre aquellos individuos que detectan alteraciones en el entorno generadas por el comportamiento de sus semejantes.
La clave de la inteligencia de enjambre
Las empresas creen siempre necesario un control central para llevar a cabo sus proyectos. Sin embargo, remitiéndonos a un ejemplo más materializable, las termitas construyen sus ciudades sin necesidad de arquitectos o jefes de obra.
¿Cómo logran esto? Con comunicación local.
Los animales que viven en grupo procesan la información en sus conexiones invisibles y no solo en sus respectivos cerebros
En estos ambientes no existe, por norma general, una estructura centralizada que dictamine control. De esta forma las interacciones locales entre las partes origina la emergencia de un comportamiento genérico.
Inteligencia colectiva en grupos de animales
En el planteamiento de la inteligencia de enjambre, merece la pena hacerse eco de un estudio científico realizado en animales.
De esta investigación se ha extraído que los animales que viven en grupo procesan la información en sus conexiones invisibles y no solo en sus respectivos cerebros.
Al principio de este artículo mencionábamos a Iain Couzin y no de forma casual. Este investigador encabeza este estudio que revela cómo los animales cuando actúan en grupo, producen una red social intangible que origina las interacciones entre ellos.
El método de un cerebro colectivo
Para este estudio que tiene como imagen visible a Couzin, los expertos examinaron a peces juveniles de la especie Notemigonus crysoleucas. Los pusieron a prueba para ver cómo respondían al peligro en el medio ambiente.
De esta forma y gracias a una sustancia que provoca el sobresalto en ellos, vieron como de forma unánime mostraron un comportamiento de alarma.
Algo muy destacable de este estudio fue que la estructura física del grupo, es decir, su disposición, hizo que aumentara la conectividad social entre los peces. De hecho la respuesta fue más efectiva y rápida en masa, en contraposición a la sensibilidad individual de la especie.
En CiBUC sabemos generar esa red oculta de comunicación. Una red basada en eliminar la conversación tal y como la entendemos. Nosotros abogamos por un cerebro colectivo en el que hablan las ideas, pero no las personas. ¿Lo vemos?